Para muchos trabajadores, defender los derechos humanos no es sólo un trabajo, sino una vocación. como el famoso, muchos “trabajan con un profundo sentido de servicio a los demás y un deseo de generar un impacto significativo”.
Desde zonas de conflicto hasta sociedades de posguerra, brindan apoyo vital a prisioneros y víctimas de tortura, brindan ayuda de emergencia, documentan violaciones y exponen las causas profundas del conflicto.
“Los defensores de los derechos humanos son clave para la resolución de conflictos. Son los mensajeros de la dignidad, la justicia y la paz”, afirmó el Sr. Turco.
Pero a pesar de su invaluable trabajo, los defensores de los derechos humanos enfrentan amenazas “inaceptablemente altas”, y algunos ataques equivalen a crímenes de guerra.
Los riesgos crecientes
Para periodistas y trabajadores humanitarios, ser asesinado, secuestrado, acosado o detenido se ha convertido en una realidad cada vez más probable.
Las mujeres son particularmente vulnerables y a menudo son objeto de violencia sexual, amenazas en línea y amenazas a sus familias.
Señor. Türk enfatizó la importancia de garantizar la seguridad de los defensores, argumentando que es tanto un imperativo legal como un paso vital hacia el logro de la justicia y la paz.
Un retroceso global
Señor. Türk citó la criminalización de la disidencia, la represión violenta de manifestaciones pacíficas y las restricciones a las organizaciones no gubernamentales como acontecimientos preocupantes.
Estos acontecimientos a menudo obligan a los defensores de los derechos humanos a operar en el exilio, exponiéndolos a nuevas formas de persecución y represión, incluida la vigilancia en línea.
“Aún no se conoce el impacto total de las tecnologías digitales en el trabajo y la seguridad de los defensores de los derechos humanos”, advirtió, subrayando la necesidad urgente de abordar estas amenazas modernas.
Se requiere una acción específica
Señor. Türk instó a los gobiernos a tomar medidas decisivas, incluida la creación de sistemas de protección nacionales con recursos adecuados y el apoyo a redes de la sociedad civil que brinden protección transfronteriza. También destacó la importancia de una respuesta rápida a las amenazas emergentes.
“Los riesgos de este trabajo no deberían ser asumidos sólo por los defensores”, dijo, enfatizando la necesidad de apoyar a las ONG en riesgo y rechazar etiquetar a los defensores como terroristas, agentes extranjeros o traidores.
“Tenemos que hacer todo lo posible para asegurarnos [defenders] pueden operar con seguridad dondequiera que estén”, concluyó.